18 mayo 2009

Norwegian night

Después de la controversia del año pasado sobre si hay que tomarse en serio Eurovisión, este año hemos ido con una canción festivalera del montón y nos hemos ido penúltimos, gracias a que Andorra nos dio 12 puntos. Ganó Noruega con un Jonas Brother de la tierra, su violín, unos saltimbanquis y dos rubias. Ni frío ni calor, pero arrasó por toda Europa destruyendo las teorías de que solo se vota al vecino y no se puede ganar. Viendo la cantidad de puntos que sacó, está claro que el violín da puntos y los patinadores restan, porque Rusia ganó el año pasado con menos margen.


El show fue una pasada y se han debido gastar rublos a cascoporro, pero respecto al año pasado se ha perdido la locura total que hubo. Este año estaba como más calmado el asunto y es una pena. De lo más extraño destacó Albania, a la cantante le acompañaban una especia de Spider-man verde y dos acróbatas pintados como el joker. A parte de eso estaban los pistones de Ucrania con los gladiadores y poco más, solamente añadiría a las armenias que parecían salidas de Dracula de Bram Stoker, mientras los Bosnios venían de Barry Lyndon (pero su sosa canción no les hizo ningún favor).

No hubo mucho más, las rubias de Rumanía y Turquía las debieron sacar del mismo frasco, Moldavia creo que tuvo la coreografía más gay, Grecia lo fió todo al pelazo del cantante, Islandia mandó lo más parecido a Scarlett Johansson que encontraron (gracias desde aquí por no enviar lo más parecido a Björk). Reino Unido se la jugó, pusieron un animatronic en un piano que era como Andrew Lloyd Webber y nadie se enteró de la jugada. Portugal muy colorista pero ¿a dónde iban con acordeones y ukeleles?


El mayor fallo de concepto de la noche fue Alemania, su canción no era de las peores pero supongo que era sobre alguien que perdía la cabeza por una mujer, que sería Dita Von Teese, pero que el cantante y su coro perdieran tanto aceite no hacía muy creíble el intento y la dinámica realización no sacaba a la diva nunca, el resultado es que acabaron sextos... por la cola.


Ya veremos que mandamos el año que viene y si los noruegos se dejan tanta pasta como los rusos, a este paso la gala de Eurovisión va a terminar siendo más cara que unas Olimpiadas.

06 mayo 2009

Agonía

En un capítulo de Búscate la vida Chris Peterson trataba de batir el record mundial de cosas apiladas sobre un ser humano. Supongo que lo que sentía el personaje será similar a la sensación de angustia que produce ver Synecdoche, New York. Cada escena es un losa más sobre el espectador que ya no sabe si la tortura acabará alguna vez.

Después de leer la sinopsis y adorar El ladrón de orquídeas y Olvídate de mí, esperaba con ganas el debut como director de Kaufman. Pero tras pasar unos 40 minutos con la sensación de que aquello no va a ninguna parte llega la escena definitiva: un personaje se compra una casa con unas características un tanto especiales (no lo diré para no reventar nada a los masoquistas). A partir de ahí se corta la mayonesa y comienza una de las mayores pajas mentales que he visto en tiempos.


Los actores descifrando el guión

Tengo claro que la película creará división de opiniones, pero al que le pareciera difícil el metalenguaje de El ladrón de orquídeas que no se acerque porque va a flipar pepinillos. O a lo mejor es culpa mía que ya estoy demasiado viejo para estas marcianadas. Alguien se puede preguntar que tal están los actores del estupendo reparto que tiene, pero es como preguntarse si el capitán del Titanic iba bien peinado, el barco se hunde amigos, no hay más que hablar.