No me gustan los realitys. Ese ingente bombardeo de horas y horas de nada me aburren mortalmente. Mi espíritu de portera cotilla no alcanza para interesarme en quién se ha fumado los cigarros de fulano o si mengano le tira los tejos a quién sea. Pero hay un excepción El Aprendiz.
Tiene la gran ventaja de que todo está editado y solo se ve el meollo. Su formato semanal te coloca delante de una serie más en el calendario y sobre todo no hay coartadas. Los que están allí es por la pasta. Nada de vivir una experiencia, hacer amigos o demás zarandajas. Hay que ganar porque es lo que hace todo buen capitalista. El premio es trabajar para Donald Trump y su peinado de ingeniería aeroespacial.
Durante varias semanas los candidatos, divididos en dos grupos, irán realizando una serie de pruebas. Del equipo perdedor habrá tres nominados que subirán a la sala de juntas. Allí entre Donald Trump y sus consejeros decidirán a quién despiden. Sus consejeros son un simpático abuelete y la bruja del norte, esta mujer tiene pinta de ser tan fría como para ir en camiseta por la Antártida.
En estas apasionantes semanas los tiburones se irán devorando unos a otros, apuñalando por la espalda, etc... para conseguir el premio. Mientras tanto podemos ser testigos del ritmo de vida de Trump y su peculiar gusto por lo hortera. Parece que acabar siendo asquerosamente rico te convierte casi en un personaje de Woody Allen. Al final el ganador será aquel que venda a su madre al mejor precio.
Por supuesto este programa es basura y lo único que merece la pena en televisión son los documentales de La2. Hay que ver como cambia el criterio si en vez de mostrar a una leona del Serengeti zampándose un antílope vemos a un tiburón de Manhattan atacando a otro. ¿No son todo documentales más o menos amañados?
2 comentarios:
La yuppie esa parece Ellen Degeneres. Con este reality me pasa como con The Office, me desanima verlo doblado
La verdad es que con la avalancha de canales hay muchos doblajes costrosos circulando por ahí.
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