Cuando Douglas Quaid acude a Memory Call a que le implanten su soñado viaje a Marte, el vendedor le pregunta qué ha sido siempre igual en todas sus vacaciones. La respuesta es usted, por mucho que todo cambie siempre era él quien iba de vacaciones.
Los Malloy, unos timadores trotamundos, deciden quedarse con la vida de una pareja de ricos, los Riches, tras un accidente mortal. Con ello pretenden acabar de golpe con todos sus problemas y conseguir una vida mejor. Como dice Wayne: "Podemos robar un sueño. Vamos a robar el sueño americano". El problema es que al final siguen siendo ellos mismos. Por mucho que uno se empeñe, los problemas nunca desaparecen de un plumazo y ni siquiera la vida de la clase alta está libre de contratiempos y frustraciones.
Estos nuevos ricos se dedican a perseguir, con la fe del converso, el supuesto sueño americano. Aunque a estas alturas del partido ya no esté muy claro en que consiste. Usando todo su repertorio de timadores, se dedican a ir tapando las grietas que aparecen en su mentira con una mentira aún mayor, creando una bola de nieve que siempre tememos que les pase por encima. La serie sigue la estela actual de gran parte de la ficción americana de mostrarnos la fachada y la trastienda de las vidas perfectas.
A la cabeza del clan tenemos a Wayne (Eddie Izzard), que más que la caza del sueño lo que le gusta es el desafío, el juego, poder hacer el más difícil todavía. Quiere dejar de hacer malabarismos con naranjas y pasar a las antorchas para después, si puede, lanzar unas sierras mecánicas al aire. Su mujer, Dahlia (Minnie Driver), descubre que la vida acomodada a lo mejor no es demasiado entretenida. Mientras tanto, los hijos se dividen entre los que abrazan esta esperanzadora nueva vida y el descreimiento del mayor que presiente que lo bueno no puede durar. Todo queda reducido al célebre cuidado con lo que deseas porque puedes llegar a conseguirlo.
Emparento la serie directamente con Dexter. En las dos tenemos a criminales con un fachada que se puede derrumbar en cualquier momento y no queremos que eso pase. Esperamos que ganen mientras nos deleitamos con sus actos delictivos. Porque disfrutamos de los timos de los Malloy tanto como de las carnicerías de Dexter. De hecho deseamos que Dexter se salte su código ético y convierta Miami en un sopa de sangre con menudillos. ¿Quién no desea que nuestro serial killer elimine a cada personaje que le da un problema? Sobre todo con el repulsivo marido de Rita.
En resumen una serie recomendable para todos los que alguna mintieron en su curriculum vitae.
Los Malloy, unos timadores trotamundos, deciden quedarse con la vida de una pareja de ricos, los Riches, tras un accidente mortal. Con ello pretenden acabar de golpe con todos sus problemas y conseguir una vida mejor. Como dice Wayne: "Podemos robar un sueño. Vamos a robar el sueño americano". El problema es que al final siguen siendo ellos mismos. Por mucho que uno se empeñe, los problemas nunca desaparecen de un plumazo y ni siquiera la vida de la clase alta está libre de contratiempos y frustraciones.
Estos nuevos ricos se dedican a perseguir, con la fe del converso, el supuesto sueño americano. Aunque a estas alturas del partido ya no esté muy claro en que consiste. Usando todo su repertorio de timadores, se dedican a ir tapando las grietas que aparecen en su mentira con una mentira aún mayor, creando una bola de nieve que siempre tememos que les pase por encima. La serie sigue la estela actual de gran parte de la ficción americana de mostrarnos la fachada y la trastienda de las vidas perfectas.
A la cabeza del clan tenemos a Wayne (Eddie Izzard), que más que la caza del sueño lo que le gusta es el desafío, el juego, poder hacer el más difícil todavía. Quiere dejar de hacer malabarismos con naranjas y pasar a las antorchas para después, si puede, lanzar unas sierras mecánicas al aire. Su mujer, Dahlia (Minnie Driver), descubre que la vida acomodada a lo mejor no es demasiado entretenida. Mientras tanto, los hijos se dividen entre los que abrazan esta esperanzadora nueva vida y el descreimiento del mayor que presiente que lo bueno no puede durar. Todo queda reducido al célebre cuidado con lo que deseas porque puedes llegar a conseguirlo.
Emparento la serie directamente con Dexter. En las dos tenemos a criminales con un fachada que se puede derrumbar en cualquier momento y no queremos que eso pase. Esperamos que ganen mientras nos deleitamos con sus actos delictivos. Porque disfrutamos de los timos de los Malloy tanto como de las carnicerías de Dexter. De hecho deseamos que Dexter se salte su código ético y convierta Miami en un sopa de sangre con menudillos. ¿Quién no desea que nuestro serial killer elimine a cada personaje que le da un problema? Sobre todo con el repulsivo marido de Rita.
En resumen una serie recomendable para todos los que alguna mintieron en su curriculum vitae.
3 comentarios:
¿Ya está la segunda de Dexter en la "tienda"?
se han filtrado incluso antes de salir en la tele.
Están los dos primeros en las mejores mulas y torrents.
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